domingo, 29 de mayo de 2011

AUTOVALORACIÓN DE MI PORTAFOLIOS.

Hacer el portafolios al principio me pareció una idea muy rara y un tanto difícil para mí puesto que nunca había confeccionado un blogg y mucho menos para aprender. A medida que fue pasando el tiempo fui investigando un poquito sobre cómo hacerlo y, más o menos, lo conseguí.

Me ha parecido extraño, pero muy reconfortante (también lo tengo que admitir), haber llegado al final de mi portafolios. Es una nueva y eficaz forma de aprender, al menos para mí.

He adquirido nuevos conocimientos, que probablemente haciendo un examen, no hubiera tenido. Además me resulta una muy buena idea para fomentar el uso de las nuevas tecnologías, sobre todo orientado a cuando seamos maestros.

Todo lo que he aprendido se lo debo a las directrices de la profesora que me recibió amablemente y se puso a explicarme la mejor manera de realizar las actividades.

Finalmente tengo que decir que me siento muy satisfecha con el trabajo realizado y espero que a vosotros también os haya gustado. Esta ha sido mi manera de aprender esta asignatura.

¡¡Hasta el año que viene!!

Fdo: Natalia Carrasco.

Reflexión del tema 9.

Este último tema ha sido muy corto y por eso he querido poner un artículo que abarcase todo el tema tan extenso como es la evaluación de los centros educativos. Al elegir ese artículo, me ha permitido aprender un tema casi desconocido, al menos para mí.

TEMA 9. EVALUACIÓN DE CENTROS COMO INSTRUMENTOS DE MEJORA

EVALUACIÓN DE CENTROS Y CALIDAD



José Ignacio Sánchez Pérez
Inspector de Educación de la Dirección de Área Territorial de Madrid-Sur. Leganés. Madrid.
La evaluación de centros, interna o externa, es una exigencia para la mejora permanente de los sistemas educativos y de los centros docentes. La importancia de la evaluación radica en ser un medio para mejorar los centros, incrementar su eficacia y, en último término, lograr una educación de calidad. Podríamos afirmar que la eficacia y especialmente la calidad son las razones fundamentales que justifican los procesos de evaluación.
Es evidente que la calidad de la enseñanza no depende de una sola variable, sino de la adecuada combinación y equilibrio de los numerosos y diversos elementos que actúan en los procesos educativos. Para alcanzar este equilibrio es necesario, por un lado definir indicadores que permitan conocer la realidad, reunir datos, interpretarlos y valorarlos conforme a criterios establecidos, y, por otro lado, evaluar el funcionamiento de nuestro sistema educativo en sus diferentes ámbitos de actuación y toma de decisiones.
Es necesario, desde la supervisión educativa hacer operativo un modelo de evaluación de la calidad. Este modelo se basa en los conceptos de eficacia, eficiencia y funcionalidad como dimensiones básicas de la calidad, que se entiende fundamentalmente como coherencia entre los elementos que la definen.
La evaluación se concibe como un proceso que provoca, a través del conocimiento y el contraste, la mejor comprensión de los centros educativos y de la práctica que en ellos se realiza, y que procura el enriquecimiento de la capacidad de conocer, valorar y proponer de cuantos participan en los procesos y actuaciones que abarcan dicha práctica, desde su diseño y planificación, hasta su desarrollo, aplicación y reformulación.
La evaluación así entendida se dirige a diagnosticar los problemas internos de los centros y a desarrollar la capacidad que tienen para resolverlos. Es una evaluación facilitadora del cambio educativo en la medida en que promueve estrategias de reflexión que conducen a la mejora de la organización y el funcionamiento de los procesos.
Esta evaluación implica en cada centro no sólo a los inspectores de educación como agentes responsables inmediatos de impulsarla y llevarla a cabo, sino también y ante todo, a las comunidades educativas como principales actores de un proceso que presupone una reflexión valorativa y sistemática sobre su particular realidad, sobre sus logros y dificultades, necesaria para que sea posible formular y asumir propuestas de mejora que buscan alcanzar mayores cotas de calidad en el desarrollo y el resultado de la actividad educativa, que garanticen una educación de calidad para todo el alumnado.
Entre los criterios de calidad más comúnmente aceptados se suele destacar la capacidad de la institución escolar para favorecer al máximo el desarrollo personal de sus alumnos y alumnas; para adaptarse a las peculiaridades, intereses y ritmos de aprendizaje de éstos; para responder a las demandas de una sociedad democrática, compleja y tecnificada; para compensar las desigualdades sociales, culturales o de cualquier otra índole; y para preparar a los estudiantes para la inserción en la vida activa y en el desempeño de responsabilidades sociales y profesionales, contribuyendo así a la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
La evaluación es el medio para comprobar la eficacia del sistema educativo, analizar el rendimiento del mismo, averiguar si la organización adoptada es la más conveniente y la que produce mejores resultados, y orientar la toma de las decisiones que permitan introducir las modificaciones más adecuadas para conseguir su mejora.
La autoevaluación institucional ha venido articulándose cada vez más como el elemento central de la evaluación orientada hacia la mejora. Se trata de un proceso evaluativo que se inicia en el propio centro, que se realiza por los propios profesionales que actúan en él, con el objetivo de comprender y mejorar la práctica escolar. Sin embargo, en la autoevaluación también pueden intervenir agentes externos para facilitar el proceso de reflexión y modular las interpretaciones desde el interior.
Dentro del marco integral de la evaluación del sistema educativo, la evaluación de los centros docentes es una necesidad que se manifiesta con fuerza en todos los niveles educativos.
La evaluación basada en el centro no es sinónimo de evaluación interna, ni tampoco antónimo de evaluación externa, sino de una combinación de ambas, pues la evaluación necesita de las aportaciones tanto de una como de otra. Los centros deben apoyarse fundamentalmente en la autoevaluación, pero también necesitan demostrar sus méritos; esto no se consigue sólo con la evaluación interna; sin algún elemento de la evaluación externa es probable que surjan críticas y demandas de rendición de cuentas. Sin embargo, parece claro que la evaluación basada en el centro, orientada para mejorarlo, debe apoyarse prioritariamente en la evaluación interna, aunque se sugiere siempre complementarla con cierta evaluación externa, como una evaluación colaborativa.
Aunque la necesidad de la evaluación de los centros es proclamada tanto por los expertos en educación como por la Administración educativa, la realidad muestra que su concreción en la práctica es una actividad ocasional, asistemática y dispersa, cuando no inexistente, llamando la atención el hecho de que, hasta ahora, los centros docentes no hayan sido evaluados de una manera rigurosa; ni desde dentro, para comprobar el resultado de su actividad y mejorar la toma de decisiones; ni desde fuera para ver si cumplen el compromiso social y educativo que la sociedad les encomienda.
Si la evaluación de los centros docentes es necesaria para la Administración, pues a través de ella consigue conocer en qué medida se están logrando las metas previstas por el sistema educativo y cómo contribuye el funcionamiento del mismo en su conjunto a la mejora de la enseñanza, también lo es para los propios centros, ya que la información que proporciona permite conocer en qué medida los objetivos que han formulado responden a las necesidades educativas de sus alumnos, cómo su organización y su funcionamiento contribuyen a alcanzarlos y si los resultados conseguidos responden a las finalidades propuestas.
El reto de mejorar cualitativamente la enseñanza que se imparte en unos centros con mayores cotas de autonomía curricular, organizativa y de gestión, junto al legítimo derecho de los usuarios de la educación a conocer el grado de consecución de los objetivos propuestos, convierte la evaluación de los centros docentes en una necesidad ineludible.
Teóricos de la evaluación la reducen a dos grandes bloques, los que enfatizan los resultados y los que enfatizan los procesos internos, y aunque dicen que este agrupamiento puede resultar algo reduccionista, resulta útil, sobre todo ante la dicotomía de planteamientos de orientación sumativa y formativa, y para captar las diferencias entre la investigación centrada en la eficacia escolar y la centrada en su mejora.
La evaluación de los centros ha de ser un proceso mucho más rico y complejo que el mero control de los resultados alcanzados por los alumnos en su proceso de aprendizaje y que no se ha de limitar únicamente a este campo, sino que se extiende a todo el proceso de enseñanza-aprendizaje en sí, a la actividad docente, a la participación de los diferentes sectores que conforman la comunidad educativa del centro y a sus estructuras de organización y funcionamiento.
La evaluación de los centros deberá cumplir, de manera simultánea, funciones de control, rendimiento de cuentas, motivación, formación y apoyo al conocimiento. La evaluación es un proceso reflexivo, sistemático y riguroso de indagación para la toma de decisiones sobre la realidad, que atiende a su contexto, considerando tanto lo explícito como lo implícito. Se trata, por tanto, de encontrar y aplicar técnicas e instrumentos rigurosos y precisos para obtener una información que sea objetiva y de calidad, útil y descriptiva.
También es importante destacar la finalidad formativa que debe tener la evaluación, en cuanto que tiene que servir para perfeccionar el proceso docente y para intervenir de manera efectiva en la mejora de las instituciones escolares, pues la validez del proceso de evaluación reside fundamentalmente en su utilidad para detectar los problemas y los aciertos de las propias instituciones, así como en su capacidad para ayudar a todos los implicados a ser conscientes de ellos y poderlos superar.
Por todo ello, la evaluación de centros debe ser, fundamentalmente, una evaluación formativa, en la que los inspectores e inspectoras de educación, como agentes evaluadores, actuarán e informarán a los implicados en ella, sobre los aspectos positivos detectados así como sobre aquellos que requieran una revisión para su adecuación y mejora, propiciando la participación de todos los sectores de la comunidad escolar en el proceso evaluador.
Se debe potenciar los procedimientos de evaluación y auto evaluación interna en los centros docentes, así como la utilidad de contrastar, con los mismos centros, los diagnósticos y valoraciones realizadas por la inspección, en la línea de ir construyendo una cultura de la evaluación que vaya impregnando la organización y el funcionamiento normal de los centros.
Conseguir centros eficaces es uno de los objetivos de la política educativa de muchos países como elemento esencial de calidad. En este marco la evaluación de centros representa un medio para un fin: lograr centros eficaces y de calidad a través de un sistema que nos permita controlar, valorar y tomar decisiones en un proceso continuo y sistemático que facilite un desarrollo progresivo en el logro de los objetivos.
Asistimos a un proceso generalizado de evaluación, que trasciende el ámbito de los aprendizajes, en muchos países y a distintos niveles. Aunque los aprendizajes siguen ocupando un papel prioritario con nuevas alternativas y avances producidos por las aportaciones metodológicas vinculadas a la medida, se amplía el campo de evaluación abarcando sistemas, resultados, procesos, práctica docente, profesorado, centros educativos, etc.
Existe una gran diversidad de modelos, metodologías, procedimientos, instrumentos y, en definitiva, recursos técnicos que permiten realizar procesos de evaluación más o menos comprehensivos para el conocimiento, control y mejora racional de los mismos.
Consideramos, no obstante, la necesidad de que estos procesos se universalicen, para lo cual es preciso generar y extender una cultura evaluativa entre los miembros de la comunidad educativa que enfatice por encima de todo el carácter formativo de la misma y contribuya a reducir la resistencia a estos procesos. En este sentido, deberían promoverse los procesos de autoevaluación de los centros, en los que la comunidad educativa debe tener una clara implicación, de manera que las decisiones puedan tener un efecto positivo para la mejora y el cambio en el propio centro y, a largo plazo, en la eficacia del sistema educativo.
Se deberían analizar los enfoques modélicos de uso más habitual en la práctica de la evaluación de centros, clasificados en las perspectivas de resultados escolares, procesos internos y realidad estructural y funcional de los centros, mejora institucional, y metaevaluación; así como la aproximación al concepto de eficacia en educación como "valor añadido" (El valor añadido sería la medida del incremento del rendimiento de un estudiante, producida por el efecto de la escuela, una vez eliminada la influencia de las características de entrada (background) del mismo)
La calidad, preocupación de todos, se relaciona con la eficacia. Los programas de mejora de los centros van dirigidos a plantear reformas específicas que afectan a la organización general del centro y orientados al desarrollo de aquellas variables o elementos del centro que han mostrado sistemáticamente su relación con eficacia (liderazgo, expectativas del profesor, implicación de los padres en las tareas educativas, etc.).
Los modelos de evaluación de instituciones escolares centrados en sus resultados, se entroncan de manera directa en el movimiento investigativo de las escuelas eficaces y, como es lógico, tienen los mismos soportes metodológicos, tomando como referente básico los objetivos del centro y su nivel de consecución.
Los modelos procesuales permiten identificar la relevancia de variables como liderazgo, disciplina y control de los estudiantes, expectativas sobre el rendimiento, tiempo de aprendizaje, etc., y las interacciones entre ellas como influyentes en los logros escolares.
Otra gran perspectiva evaluadora es la que se apoya en el análisis interno de la organización, de sus estructuras de funcionamiento y de la satisfacción de sus miembros, sobre la hipótesis de que una situación favorable desde esta perspectiva incide en la calidad y en el éxito de la organización. Estas características nos parecen seguir teniendo interés para valorar la calidad organizativa y funcional de un centro educativo.
El cambio, la innovación, la reforma y la mejora institucional la entendemos como uno de los objetivos básicos en la investigación evaluativa sobre centros educativos en el momento presente.
Sea cual sea el enfoque modélico que se tome, la evaluación de centros educativos, es una tarea compleja, sobre todo en la práctica, por razones técnicas, presiones ambientales, falta de evaluadores cualificados y dificultades de lograr la colaboración y participación necesarias.
Nos encontramos con una falta de actualización formativa de los directivos de centros educativos en materia de sistemas de evaluación.
Se debería potenciar la permanente renovación de las técnicas de gestión organizativa necesarias para desarrollar la función directiva con eficacia y de acuerdo a las nuevas demandas sociales y educativas.
El personal de los centros debe entender que evaluar es un proceso sistemático y técnicamente riguroso, y no intuitivo, para el que se necesita preparación.
Concluyendo, la evaluación del centro debe tener tanto la función formativa como la sumativa, proporcionando información para la planificación y el perfeccionamiento, así como para la certificación y la rendición de cuentas, proporcionando juicios de valor a partir de diversos criterios sobre distintos aspectos del centro.
La inspección juega un papel preponderante tanto en la evaluación interna como externa de los centros, en el ejercicio de las funciones encomendadas (asesorar, supervisar, evaluar), siendo un elemento clave para estimular los procesos de evaluación y lograr que sea una acción educativa habitual.

REFLEXIÓN

He elegido este artículo puesto que, después de mirar muchos, me ha parecido el más completo. Da muchas definiciones de lo que es la evaluación de un centro y para qué sirve. Además explica lo que es la evaluación interna y externa y sobre la importancia de que se den simultáneamente. Da muchas vueltas a lo que es la evaluación de los centros educativos pero ,cuanto más lo explica, mejor lo comprendes.
Personalmente es un artículo de mucho valor por la manera que ha tenido su autor de explicarlo. La función de la evaluación de los centros es muy simple: sirve para mejorar la eficacia y la calidad del centro educativo. Pienso que es muy importante que se haga una evaluación de los centros para que haya un control de los mismos y, así, poder mejorar la calidad de la educación.

Reflexión de los temas 5, 6, 7 y 8.

Con estos cuatro temas he aprendido todos los recursos posibles que tiene un centro educativo. Además, al haber encontrado dos artículos sobre distintos recursos para los alumnos con necesidades educativas especiales, he podido saber más sobre este tipo de alumnos y sobre la organización de los centros educativos al incluir a estos y sus consiguientes porfesores de apoyo y especializados.

Vídeo sobre los recursos materiales en los centros educativos.





Este vídeo nos enseña, primero, el aula de audición y lenguaje del colegio José María de Pereda. Posteriormente, desvela los recursos materiales que se utilizan en el centro tales como: libros, fichas, cartulinas, dibujos, ...
Es un claro ejemplo de los muchos recursos materiales que se pueden utilizar en un centro educativo con su correspondiente objetivo.

Artículo sobre los recursos personales.

ORGANIZACIÓN DE LOS RECURSOS PERSONALES CON ACNEES EN EL AULA



Organización de los recursos personales:

Con la experiencia de integración se incorporan una serie de elementos
nuevos a la vida del centro: alumnos con n.e.e., profesores de apoyo y
especialistas (logopeda, fisioterapeuta, equipo psicopedagógico, etc.).
Conseguir una estructura organizativa flexible, diversa y basada en la relación
humana y técnica de todos los implicados en el proceso educativo de los alumnos,
supone enfrentarse a una serie de problemas:

a) Tareas de coordinación: La incorporación de los elementos
personales mencionados aumenta el número de coordinaciones a realizar (profesor
de apoyo-tutor, tutor-equipo, tutor-especialista, coordinación con
instituciones, departamento de orientación, etc.).

b) Organización de horarios del centro: La nueva situación supone un
mayor número de piezas a encajar de la forma más adecuada; por ejemplo, si el
profesor de apoyo tiene que entrar en cada aula, o sacar a los alumnos en el
momento más adecuado para los mismos.

c) Agrupamientos de alumnos: Hay que considerar una amplia gama de
criterios que configuren una diversidad de agrupamientos para conseguir una
organización flexible que se pueda adaptar a las distintas necesidades de los
alumnos.

d) Asignación de profesores a los grupos: En algunos modelos
organizativos supondrá, por ejemplo, romper con la asignación tradicional de un
sólo profesor por grupo en los primeros cursos.

e) Coordinación del profesor tutor y profesores de apoyo: Habrá que
incluir la intervención de los apoyos dentro de los planteamientos globales del
aula. La mejor manera es la que contempla una programación conjunta por parte
del profesor-tutor y de los profesores de apoyo que vayan a intervenir en el
aula, y preferiblemente que quede reflejada por escrito.
La actuación de dichos apoyos no tiene por qué limitarse a los
alumnos con n.e.e., pudiendo igualmente ampliarse a otros alumnos que lo puedan
necesitar en un momento determinado. Así, se podrán dar varias situaciones:
- Trabajo dentro del aula indistintamente del profesor-tutor y el profesor de apoyo con todos los niños.
- Trabajo dentro del aula con atención específica por parte del profesor de apoyo a los niños con n.e.e.
Trabajo del profesor de apoyo fuera del aula para ejercicios específicos y puntuales con los niños con n.e.e.

f) Reuniones y trabajo con los padres: Esta tarea tendría una doble finalidad:
- Conseguir que los padres acepten y participen en el Proyecto de Integración.
- Dar respuesta a las necesidades concretas que presentan los padres de alumnos con n.e.e. por la problemática específica de sus hijos.





REFLEXIÓN 

Este articulo trata de la organización de los recursos personales con ACNEES en el aula. En él se comenta que, para favorecer la integración de los alumnos con necesidades educativas especiales a las aulas, hay que hacer varios ajustes en la organización: introducir profesores de apoyo y especialistas, coordinación de estos nuevos profesores con los ya existentes en el centro, agrupaciones de alumnos, asignación de los distintos profesores a los grupos, etc.

Es normal que se tengan que hacer estos reajustes en la organización de los centros puesto que no todos los alumnos tienen necesidades educativas especiales y no todos los profesores son de apoyo o especialistas. Pero es fundamental el reajuste organizativo con el fin de una mayor integración de los niños con necesidades educativas especiales. Ellos también tienen derecho a poder aprender como cualquier otro niño y relacionarse con los demás. Además esto les puede ayudar a superar alguna necesidad o dificultad que tengan.

Artículo sobre los recursos materiales.

ORGANIZACIÓN DE LOS RECURSOS MATERIALES CON ACNEES EN EL AULA



Organización de los recursos materiales:

Los recursos materiales no deben establecerse tanto en relación a tipos
o categorías de déficits como a la respuesta curricular para un alumno en un
determinado contexto educativo. La toma de decisiones en relación con la
provisión de un servicio y unos recursos materiales para un alumno concreto
estaría siempre en función de su nivel de competencia y no en el supuesto
preestablecido de que, por presentar un determinado déficit, va a precisar
siempre de esos recursos.
A la hora de seleccionar el material didáctico a utilizar en el aula,
habrá que tener en cuenta las necesidades educativas de los alumnos. Habrá de
contarse, igualmente, con las adaptaciones de material didáctico que precisarán
algunos alumnos, así como material adicional.
Una correcta organización de materiales deberá atender a los siguientes
aspectos: dotación, distribución, disposición y accesibilidad. En este sentido,
conviene tener en cuenta algunas sugerencias:
- La dotación implica disponer o no de determinados materiales en
cantidad y diversidad. Tener cantidad suficiente de material evita
aglomeraciones, peleas y competitividad, distracciones, etc. Tener diversidad
significa mayor posibilidad de ajuste a las n.e.e. de los alumnos, así como
proporcionarles experiencias más ricas y variadas.
- Una exposición perceptivamente clara concentra la información visual
y reduce la distracción. Ello es posible mediante la disposición de los
materiales dentro de contenedores sencillos y grandes, y dejando espacios vacíos
alrededor de cada uno de ellos.
- Cuando los materiales se hallan dispuestos a lo largo de las zonas de
paso, se fomenta su exploración o su examen.
- Una cuidadosa exhibición de materiales ayuda a cualquiera a
encontrarlos y a volverlos a poner en su sitio. Luego, los materiales serán
hallados sin dificultad, tanto por los niños con problemas de visión como por
los demás.
- Si el problema estriba en alcanzar objetos, la colocación de
materiales a diversos niveles y en distintos lugares ayudará a atender las
necesidades de todos.




REFLEXIÓN

Este artículo trata sobre la organización de los recursos materiales con Alumnos Con Necesidades Educativas Especiales (ACNEES). En él se dice que, porque sean niños con dificultades y necesidades educativas especiales, no hay necesidad de precisar continuamente este tipo de recursos. También dice que para tener una buena organización de materiales deben tener las siguientes características: dotación, distribución, disposición y accesibilidad para que puedan usar y disfrutar los materiales todos los niños con las necesidades educativas especiales que tengan.

Yo pienso que es verdad que estos niños tienen más dificultades que otros pero no son menos. Ellos también tienen derecho a aprender con los materiales y sin ellos como cualquier otro niño. Además las características que se describen son las más adecuadas para que todos los niños, aunque haya mucha variedad de necesidades, puedan utilizarlas; tienen que estar adaptadas.